Los primeros pasos de la ciudad se tejen bajo ese color gris de lluvia, en estos momentos desearía disfrutar de un color sonriente, de un amarillo incandescente, para tomar el teléfono e invitarte a disfrutar de ese amanecer a la distancia, los carros continúan como si nada, los conductores a causa del color gris se vuelven ácidos, los pasajeros se tornan intolerantes entran en conflicto con el compañero de ruta, el silencio acompaña la monotonía de este valle, el tranco mañanero se hace menos llevadero, el cantar de los pájaros se pierde con el pito del agente de transito... yo me tomaré mi tasa de café a la espera que el sol surja entre las montañas para darle un giro inesperado a la ciudad que se altera y cambia de emoción según su clima.
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