Tantos años han pasado, de aquel callejón donde la tapia de la villa olímpica fue testigo de tantas historias, de tantos llantos, de los gritos: se quemo la olla, sin perrito guardián, cuidado con la bruja.
Los vecinos ya no son los mismos, el grito de don "melco" que me llenaba de tanta alegría, dejó de recorrer el pueblo... se continúa escribiendo muy pronto: Las Alegrías de Mi Pueblo en un solo cuento.
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