Cada segundo, cada Tic Tac, la mujer agonizaba, el pasar del segundero ocasionaba una preocupación. pues ellos, estaban viviendo otro mundo, haya a fuera los nervios se ponían de punta, era el momento preciso, el minutero había llegado al doce... todo se paralizo, la mujer cayó, el acero se detuvo, simplemente el reloj se desarmo...
Ya no hay horas, ¿quien podrá ser el testigo si no hay tiempo?...
y es así de fácil que el reloj puede traicionar al hombre....
Ya no hay horas, ¿quien podrá ser el testigo si no hay tiempo?...
y es así de fácil que el reloj puede traicionar al hombre....
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